El imperio de la nostalgia en The Rise of Skywalker (CON SPOILERS)

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No puedo ser objetivo cuando se trata de Star Wars, simplemente no soy capaz y no me molesta admitirlo. La inmensa mayoría de espectadores tiene el mismo problema, y esto afectó a buena parte de los análisis sobre las precuelas de George Lucas y las películas hechas durante la etapa Disney.

Con Star Wars tenemos una conexión emocional, por lo tanto, cuando vamos al cine, somos conscientes de que vamos a ver un producto de la industria cultural, cuyo principal objetivo es vendernos una historia relativamente coherente y todo su merchandising. Lo sabemos, pero no nos importa en absoluto, porque lo que vamos a ver es la prolongación de un momento muy preciso de nuestra infancia, adolescencia o juventud, cuando una película de acción, sables láser, naves espaciales, saqueo a las películas de samurais, al western, al budismo y a Joseph Campbel, nos provocó emociones complejas y nos entregó ese sentido de trascendencia propio de cualquier relato mítico. Lo mismo puede pasar con Harry Potter, Matrix, Evangelion, Dark Crystal o las películas de superhéroes.

star wars rise of skywalker poster

En resumen, no voy a ver las películas de Star Wars porque las considere sofisticadas obras de arte, voy a verlas porque les tengo cariño, a sus personajes, mitología y folclore. Y como el amor y el odio usan zonas muy similares en nuestro cerebrito, cuando sentimos que ese cariño y expectativas son defraudados, la ira conduce al odio, el odio conduce al sufrimiento y el sufrimiento nos lleva al lado oscuro de los haters: porque no son “sólo películas”.

****ALERTA DE SPOILERS*****

Comenzaré mencionado las cosas que considero positivas de esta última entrega:

1. The Rise of Skywalker es una aventura trepidante, tal como sus trailers prometían, no se cansa de ser épica, tanto las batallas espaciales como las varias que ocurren entre Rey y Kylo. Sobre esto último creo que la película logra rescatar esa lucha entre personajes destinados moralmente a ser antagonistas, algo que la trilogía original hizo muy bien, y que las dos primeras precuelas pierden en virtud del espectáculo marcial. En esta ocasión volvemos a la esencia de los combates entre samurais, cuya habilidad técnica se da por sentada, y en donde nos concentramos, como espectadores, en los espíritus en conflicto. La pelea en las ruinas de la segunda estrella de la muerte lo deja muy claro.

2. A pesar de todo lo que se ha dicho, creo que el tránsito de Kylo mantiene cierta consistencia, desde ese cosplayer de Darth Vader en The Force Awakens, pasando por el discípulo emo y rebelde en The Last Jedi, en esta tercera parte logramos ver su lado Skywalker, conflictuado entre su ego (insatisfecho por no ocupar un lugar importante en la historia de la galaxia) y su afán de redención. El sacrificio era la consecuencia lógica, logrando con ello vencer al lado oscuro y al mismo tiempo acercarse a la grandeza de Vader en el instante de su muerte, asunto que lo ayuda a trascender y a borrar la vergüenza por los errores del pasado: todo un suicidio samurai.

3. La inclusión de Leia como una maestra Jedi, algo que la trilogía original no pudo desarrollar por el machismo de la época. Esto no sólo sirve para darle coherencia a la horrenda escena de ella flotando en la película anterior, sino para ampliar de forma explícita el concepto de héroe dentro del universo Star Wars y también darle merecida paridad al uso de La Fuerza. Sabemos que Disney lo hace para cautivar al público más progre, pero eso da igual, las niñas y niños que vean esta película podrán soñar con ser Jedi sin importar su género, y ese es un punto ganado para la civilización rebelde.

star wars the rise of skywalker the emperors throne room with rey fanart by lew james

4. El planeta Exegol, como base de los Sith y último reducto de Palpatine. En términos gráficos logra transmitir, con su barroquismo, la idea de secta ocultista y darle una dimensión terrorífica que antes descansaba sólo en la apariencia de los personajes. Independiente de que su justificación en la trama sea cuestionable, visual y auditivamente resulta aterrador y sugestivo. Quizás algunos fans prefieran mayor sutileza o algo más cercano a las 6 películas de Lucas, claro, para después quejarse porque se parece demasiado a las 6 películas de Lucas.

5. Las apariciones de Luke y Han Solo, ambas de naturalezas muy distintas, van más allá del fanservice. Han aparece como la encarnación de un recuerdo, del remordimiento de Kylo, y es perfectamente consistente pues repite el diálogo ocurrido en The Force Awakens, pero con implicancias diferentes. Cada frase tiene ahora una lectura distinta, para nosotros y para Kylo también, es decir, no es como el sinsentido de Jonathan Kent apareciéndose ante Superman en BvS. En el caso de Luke, aparece en su versión fantasmal para reforzar la idea de Leia como maestra, al darle su sable a Rey, reafirmando también la idea del miedo como primer paso en el camino al lado oscuro, aunque en este caso no es el miedo a la pérdida o al fracaso, sino el miedo a uno mismo, a lo que somos y a lo que el resto ha hecho de nosotros.

6. En el final, el hecho de que quienes respondan al llamado de ayuda sean personas y no grupos organizados ni instituciones conocidas, lo que por supuesto es un signo de nuestros tiempos, en los que la crisis de representación (bien lo sabemos en Chile) provoca el descreimiento en dichos organismos aglutinantes. Por eso hay una diferencia muy grande entre esta escena y la batalla final de Avengers: End Game, aunque algunos críticos insistan en compararlas. La resistencia se forma, entonces, con una suma de voluntades diferentes, y no gracias a la dirección de líderes supremos. Independiente de nuestras preferencias políticas, este elemento es un buen reflejo del cambio cultural a nivel mundial.

Pasemos a lo ambiguo, ese terreno en el que la valoración depende exclusivamente de los gustos personales:

The Rise of Skywalker

1. El tratamiento a los personajes secundarios es un elemento conflictivo dentro de The Rise of Skywalker. El caso de Poe Dameron es quizás el más evidente, al acercarlo peligrosamente al arquetipo de Han Solo, cuando quizás lo mejor era llevarlo hacia el terreno de Casian Andor (Diego Luna en Rogue One).

2. Encontramos personajes que pudieron tener un desarrollo mayor, como Jannah o Zorii Bliz, que sirven casi exclusivamente para ayudar en momentos precisos a los protagonistas, como si fueran PNJ’s de un videojuego. Este asunto no es nuevo, y está presente en las trilogías anteriores, la presión sostenida de los fans para darle un trasfondo a Boba Fett es un buen ejemplo de ello.

3. El beso agónico entre Rey y Kylo. Algunos críticos han señalado que no había ningún indicio de tensión amorosa entre ellos dos, lo que me parece inexacto. Creo que dicha tensión sí existía, aunque fuera más allá del amor romántico… pero, por favor, acaban de salvarse la vida, cualquiera de nosotros besaría hasta a Jar Jar Binks en dichas circunstancias. Dependerá de la interpretación que cada cual le dé a ese beso y también de cuánta alergia le tengamos a las historias forzadas de amor heterosexual (como Alita de James Cameron).

Pasemos entonces a lo malo:

Los defectos más evidentes de The Rise of Skywalker tienen que ver con la dirección errática de la trilogía, en el sentido de que cada una ha tanteado maneras de desarrollar temas y tramas que, por desgracia, se contradicen entre sí. Por ejemplo, este cierre de la trilogía ignora varios de los asuntos claves en The Last Jedi, y lo hace con la intención de “corregir” aquellos aspectos criticados por el fandom más ortodoxo:

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1. No cierra el arco de Finn, transformándolo en un personaje de relleno, desperdiciando todo su potencial como miembro de unas fuerzas armadas que oprimen sistemáticamente a pueblos indefensos. Finn decide abandonar a la institución victimaria para solidarizar con las víctimas, y lo que comienza como una decisión puramente emocional, se iba llenando de contenido. Ese conflicto, que lo convierte en un verdadero héroe, se menciona a ratos, pero no se muestra ningún desarrollo mayor. Por otra parte, su obsesión por Rey alcanza sólo para un par de chistes, pero ni siquiera se resuelve. Su conexión con Rose es borrada por completo, de forma que el sacrificio de ella en la película anterior parece no haber dejado huella en él, una friendzoniada hubiera tenido más dignidad. A muchos de esos fans que sólo ven con atención los sables láser, les pareció desde el inicio que todo lo relacionado con Finn estaba de más, seguramente hoy alegarán porque su opinión fue tomada en cuenta, y vemos a un protagonista reducido a la intrascendencia.

2. En relación con lo anterior, desaparece todo lo expuesto en The Last Jedi sobre las verdaderas víctimas de una guerra: esos indefensos huérfanos que viven a la sombra del lujo y el hedonismo de los poderosos, y que incluso en su miseria podían tener acceso a La Fuerza, haciendo más democrática dicha conexión. Esto hizo saltar a una horda fanática alegando que era “una blasfemia”, que los Jedi sólo podían ser elegidos por Lucas, Yoda o los midiclorianos. Pues bien, The Rise of Skywalker les da en el gusto, saboteando una de las líneas más arriesgadas e interesantes de esta trilogía: que las y los nadies pudieran ser tan sabios y fuertes como un varón descendiente de un linaje escogido. Los niños esclavos no vuelven a aparecer, y Rey resulta que no era una huérfana cualquiera, sino que era nieta de Palpatine… ¿querrán convencernos que todo esto fue un lío entre dos familias, un juego de tronos con espadas de colores?

3. Todo lo demás es discutible. Habrá quienes disfruten más o menos con la explotación de la nostalgia a través de cameos o referencias a la trilogía original. Pero esto de que la mitad de la película anterior no tenga continuidad alguna en este cierre es quizás lo más cuestionable, pues ocurre con personajes marginales como los animales del casino, pero también con protagonistas como Snoke.

star wars episodio 9 0

En resumen, ya la excelente Rogue One nos había demostrado que Star Wars contenía bastante más que la familia Skywalker, y que tras los héroes que se llevaban los aplausos había muchos otros con buenas historias que contar. Por eso es una lástima que Disney se acobardara justo al final, considerando que de todas formas se llenarían las salas de cine. Da igual si las películas resultan mejores o peores, siempre habrá haters que no entiendan razones y amantes incondicionales que tampoco las entiendan. Para unos y para otros Star Wars seguirá siendo mucho más que una saga de películas, una marca de juguetes, el imperio de la nostalgia… o el ascenso de J.J. Abrams.

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