Wonka: Un musical de estilo clásico, colorido y encantador

wonka review

Planteada como precuela al clásico del ’71, toma la veta más enternecedora de la historia del chocolatero de las maravillas. Habla de sueños que se construyen con esfuerzo, de imaginación como motor de la creatividad y de virtudes como la lealtad y solidaridad en un mundo avaro y corrupto.

En esta versión conoceremos los inicios de la leyenda de Willy Wonka (Timothée Chalamet) y los desafíos que debió superar al enfrentarse al mundo sólo con, como dice una de sus canciones, “doce monedas en el bolsillo y un sombrero lleno de sueños”. Conoceremos personajes entrañables y antagonistas ruines que, entre canciones pegadizas, pintarán la película con sus matices de colores y sabores.

El guion está escrito como los actos de una obra de teatro: cada uno con su motivo, su escenario y su musicalización. La trama es sencilla, lineal y fácil de seguir, y la presentación de complicaciones cada vez más exageradas aunque creíbles, lleva la acción a un ritmo entusiasmante durante todo el recorrido.

Un musical para toda la familia

Es un gran ejemplo de un musical. Las canciones tienen un lugar protagónico en la cinta, y son acompañadas de escenas divertidas y enternecedoras, coreografías acertadas a cada uno de los diversos estilos que consiguen hilar la trama con el espectáculo. Jazz, music hall, blues y pop son los géneros que reconocí. Espero la publicación de la banda sonora para volver a disfrutarlos.

El arte de la película nos remonta a clásicos de una época extrañamente familiar en un escenario del siglo pasado. Algo muy curioso sucede con este escenario ficticio: parece que podría ser cualquier ciudad. A ratos muy londinenses sus suburbios cubiertos de nieve, luego la Galería Gourmet podría ser un bulevar parisino, después vemos calles neoyorkinas bullentes de tránsito y la presencia de policías prusianos en sus uniformes anticuados. Esta peculiar amalgama nos transmite una bien aprovechada universalidad que refuerza la idea de que Wonka podría estar en cualquier lugar.

Tópicos como los desafíos de un emprendedor, la usura y corrupción representados de una manera lúdica en un agradable recorrido que pasa por la comedia, la sátira (definitivamente no tan ácida como la película original) a la acción urbana propia de obras de gangsters y un clímax de estilo heist. El humor es hilarante e ingenioso pero la traducción en subtitulos no logra reproducir muchos juegos de palabras presentes en los nombres y en el extravagante léxico del joven Wonka.

Los mejores ingredientes

Un elenco de estrellas (­Hugh Grant, Keegan-Michael Key, Rowan Atkinson por mencionar algunos) dan vida a una gran diversidad de personajes, a los que afortunadamente se les da la atención necesaria para que aporten a la historia y queden en la memoria. Mención especial a los divertidos nombres que dan un vistazo rápido a la personalidad y rol de cada personaje.

Me atrevo a decir que reúne los mejores elementos de sus dos predecesoras versiones del chocolatero Wonka: tiene el encanto melancólico y emotivo que deja moraleja de la versión de Burton y la chispeante e impredecible extravagancia de la interpretada por Gene Wilder. Tambien recoge elementos estéticos de ambas: el oompa loompa de piel naranja y pelo verde que Hugh Grant se aseguró de dejar como el que recordaremos por siempre, mientras del kitsch de Burton vemos esa parafernalia empalagosa sólo en los productos de la imaginación del chocolatero. Recuerda a Mary Poppins, Cantando bajo la lluvia y esas melosas películas navideñas.

¿Qué eché de menos? ¡Más chocolates! Las escenas de su creación y su degustación son buenísimas, no me habría importado tener unos 20 o 30 minutos más de golosinas visuales.

Wonka es una excelente película para cerrar el año con colores estrafalarios y sabores imposibles. Si bien es muy apta para todo espectador considero que espectadores de ese vasto grupo etario intergeneracional, que comprende entre adolescentes a adultos jóvenes, serán conmovidos particularmente. Especialmente recomendada para el emprendedor y soñador que llevamos dentro. Me pasé buena parte de la película con una sonrisa pintada en el rostro y me sacó buenas carcajadas. Tendré que ir al dentista después de verla, eso sí.

Te podría interesar esto
Total
0
Share