Critica – The Witcher

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Volví.

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El trabajo se puso muy intenso y el pobre blog terminó botado. Qué penita. Pero bueno, THE WITCHER.

Yo sí veo por la trama. Más o menos.

Nunca fui muy fan de Henry Cavill. Había escuchado malas críticas de su actuación como Superman, pero como no soy muy dada a DC, no tenía idea. Veía su musculatura y pensaba “esto es un poquito mucho”. En bistecs con patas, mi límite de lo aceptable es Chris Evans, de ahí en adelante ya me da cosita, por eso tampoco soy tan fan de Momoa.

Como sea, con todos esos profundos antecedentes, de pronto veo el tráiler de The Witcher.

Me crecieron los colmillos y los elásticos de mis… trenzas dejaron de funcionar. Y me propuse que leería primero, que me prepararía, porque ya lo he hecho así con Outlander y con Juego de Tronos.

A poco andar me di cuenta de que esta saga era diferente de las otras que había leído en los últimos años. Su inicio no era orgánico, sino que provenía de relatos sueltos, publicados por ahí, y luego ordenados vagamente en dos libros: El Último Deseo y La Espada del Destino. Recién después de ellos venía una saga (ciclo, como le gusta decir al autor) de cinco libros y otras obras más. ¿En qué se basaría la serie? Me puse como meta al menos haber comenzado el primer libro de la saga, habiendo pasado por las dos colecciones de relatos para cuando se estrenara la serie. Lo logré. Y actualmente leo el cuarto libro del mismo autor, en el mismo universo.

¿Por qué les cuento esto? Porque este review lleno de spoilers constituye la experiencia de alguien que vio la serie sin haber tocado jamás uno de los juegos, pero con un amor fiero por los libros. De manera que se me ocurre separar mis opiniones en dos grandes grupos: Lo que ganamos y lo que perdimos.

Lo que ganamos

Una serie de alto nivel técnico.

Para ser una primera temporada, me pareció que el nivel técnico está bastante bien. ¿Recuerdan la primera temporada de Juego de Tronos? ¿Cuando los dragones eran unos pequeños lagartos no del todo bien animados? ¿Cuando no se pudo grabar ninguna batalla, así es que solo se podía contar que una batalla había ocurrido? Sí, estoy comparando con Juego de Tronos y lo estoy haciendo a propósito. ¿Lo hice bien? ¿No es la comparación que han visto en todos lados? ¿Qué sentido tiene comparar cuando tenemos dos series masivamente diferentes y de gran calidad a nuestra disposición?

Los puntos más altos serían los monstruos y la música, para mi gusto.

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Esta Estrige es ligeramente diferente a la descrita en el libro, pero no deja de ser aterradora y asquerosa. (X)

Los dragones no son Drogon y por Melitele que no tienen que serlo, pero tienen su forma propia, sus razas, su folklore.

La música fue compuesta por dos autoras, Sonya Belousova y Giona Ostinelli, lo que se suma al poder femenino de esta serie sobre un machote maloliente, encabezado por Laura S. Hissrich, la showrunner. A mí las producciones me entran por la música y aquí debo decir que estoy muy contenta. Los temas instrumentales transmiten la sensación de que esto no es la típica Inglaterra medieval, sino un mundo diferente, más salvaje, pero con suficiente sentimiento.

Las canciones tienen un toque pop que las hace pegajosas, pero mi favorita es The Song of the White Wolf. Un lamento folk que transmite bastante bien quién es Geralt.

Los combates son bellos como una lucha de sables laser, pero también sangrientos como cualquier cruce de espadas en Juego de Tronos. Adoré la belleza de la danza de la espada, en especial en el mejor duelo de la temporada: Geralt vs Renfri.

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(X)

Los efectos prácticos y los especiales a mi juicio lograron su objetivo. El vestuario tiene lo suyo y tiene ese aire a Europa del Este. Quizá el elemento de más dudosa reputación en este ámbito fueron las armaduras de los nilfgaardianos. Visualmente no me molesta el corrugado. Imaginé que podía ser un revestimiento de cuero, tela o incluso de un metal más liviano sobre el acero. Lo que me hizo alzar la ceja fue el ajuste de las armaduras, que parece que solo a Cahir le queda bien la suya y a todos sus súbditos se las confeccionaron de una talla que no correspondía, y ahí es donde empezaban a parecer hechas de cartón piedra.

Un casting diverso

Libre de todo alarde, hay diversidad. Hay un mago negro, que ubica a su sobrina negra en una corte blanca y una hechicera blanca que le acusa de nepotismo. Vemos enanos en los papeles de enanos como raza no humana. Hay dríadas de Brokilon de todos los colores. Tenemos una Triss Merigold y una Yennefer que no siguen el blanqueamiento impuesto por el juego, para llanto desconsolado de varios seres perfectamente racionales del sexo masculino.

Hay un chico delgado besuqueando con deseo a una muchacha regordeta, así como un Jaskier protegiendo también a una gruesa invitada al banquete de Cintra. Son detalles, muy pequeños, pero las gorditas y las jorobadas nunca son admiradas, ni menos deseadas en la ficción.

Actuaciones notables

No hay nadie en el elenco a quien no le crea. Renfri, la niña torturada y furiosa; Tissaia, la maestra a la que crees que odiarás, pero luego resulta que no; el idiota bienintencionado de Jaskier; Calanthe y sus complejos matices.

En cuanto a nuestros protagonistas, los tres actores supieron darle al personaje lo que necesitaba. Freya Allan logró hacer que su Ciri viajara desde la princesita hasta la refugiada de guerra, traumatizada y endurecida. Anya Chalotra fue adorable como Cerdita, e implacable como Yennefer de Vengerberg, poderosa, segura de sí, sarcástica, no dispuesta a concederle nada a hombre alguno.

Y mención aparte merece Cavill. Más allá de haber leído los libros, jugado los juegos, haber hecho todo un trabajo físico, y esfuerzos sobrehumanos para prestarle a Geralt su corporalidad, la actuación del hombre de acero es absolutamente notable. Él es Geralt, desde el primer cabello blanco de la peluca hasta el último “hmmm” de frustración, pasando por los silencios y miradas del personaje, por las “horribles sonrisas”, por el sarcasmo y por la forma en que todo se va al carajo en presencia de Yennefer. A Yennefer se le sonríe con suavidad. Y también se corre a su zaga. No he visto a Cavill en nada más, pero este papel le ha quedado como anillo al dedo.

Una historia hilada y cosida de manera innovadora

La serie tomó solo un elemento del libro 3, que es una novela. Todo el resto de su material lo extrajo de dos colecciones de relatos, cuya línea temporal en sí es desafiante. Prefiero esa palabra a “confusa”. Mucha gente maratoneó The Witcher y es una serie muy maratoneable: son solo 8 horas de narración, y hay algunos capítulos imposibles de separar entre sí. Pero, al mismo tiempo, creo que no es una serie que debamos maratonear, sino que hay que paladearla con cuidado, en especial por la narración en tres líneas temporales.

Habiendo leído los libros, partí viendo la serie con mucho entusiasmo. Y quería que me gustara, pero ya era el capítulo 2 y no me estaba gustando. No entendía por qué introducir a Ciri tan temprano, ni menos por qué darnos la historia de Yennefer, cuando podríamos estárnosla pasando tan bien con las aventuras de Geralt. Se estaban haciendo a sí mismos un “divididos caeremos”.

“Bueno, la creadora de la serie es una mujer, seguro quiere que los personajes femeninos tengan sus propios arcos, y no sean narrados a través de los ojos de Geralt, como ocurre en los libros”, pensé. Y medio a regañadientes, lo acepté. Resultó que eso era exactamente lo que la autora estaba pensando.

Luego llegó el capítulo 3, y entonces ya caí rendida a los pies de la serie. No solo la transposición página-pantalla del episodio de la Estrige era mucho más de lo que se podía desear; no solo los gritos del monstruo se mezclaban con los que Yennefer había emitido décadas antes mientras su cuerpo se transformaba de manera irreversible; además de todo eso, habían conseguido coser juntos los relatos del brujo, ordenarlos en una línea de tiempo lógica y llena de sentido.

Capítulo 1: El brujo que pensó que podía ser un héroe es forzado a elegir el mal menor y termina matando a una mujer a la que quería salvar. Lo apodan el Carnicero de Blaviken.

Capítulo 2: El brujo gana accidentalmente un amigo que lo rebautiza.

Capítulo 3: El remordimiento por Renfri sigue vivo en las cicatrices del brujo y en el broche que recogió del cuerpo de la muchacha. Y es el motor para intentar salvar a toda costa a esta otra princesa, por mucho que él diga que se trata solo de monstruos y dinero.
Lenta y sutilmente el personaje de Geralt queda establecido, justo antes del inicio de su viaje más importante, a Cintra.

Capítulo 4: Puntapié inicial a la trama propiamente tal. El punto en común entre la línea de Ciri y la de Geralt, sin que estas lleguen a encontrarse.

Capítulo 5: Entra el interés romántico. Se encuentran las líneas de Geralt y Yennefer.

Capítulo 6: Sale el interés romántico. Y sale el amigo, sale todo el mundo. El brujo se queda voluntariamente solo. Huérfano.

Capítulo 7: La trama principal vuelve a moverse, el brujo intenta hacerse cargo de su destino. Y de la soledad pasa a la búsqueda. Y al fracaso. Su niño de la sorpresa está perdido y huérfano.

Capítulo 8: Redimiendo los propios traumas, tanto Geralt como Yennefer cierran sus arcos. Geralt desde la orfandad y soledad que lo ha acompañado en toda la serie. Yennefer desde las violentas emociones que siempre le dijeron que debía reprimir. Las líneas de Ciri y del brujo se encuentran y se fusionan, y en la fusión también participa Yennefer, in absentia.

Esta temporada solo ha presentado los personajes y sirve a la saga de la manera en que los primeros capítulos sirven a una novela: dar a conocer el evento incitante que será el que lance a nuestro protagonista por su aventura. A nuestros protagonistas, en este caso.

Lo que nos perdimos

Soy una persona muy tolerante con las adaptaciones a la pantalla. Estoy absolutamente consciente de que se trata de dos maneras diferentes de narrar, de que las series y películas deben hacer un esfuerzo de síntesis, sin dañar el sentido de la historia original, y también un esfuerzo por ser diferentes. Si el autor de las novelas hubiese querido que cada una de sus ideas y diálogos fuesen llevadas a la pantalla, punto por punto, habría escrito un guion y no una novela. Que la novela y la serie sean diferentes no solo es algo “tolerable”, sino también algo “esperable”, un deber ser.

De esta forma, no echo de menos las demás aventuras autoconclusivas de Geralt, ni a los demás monstruos. Estoy muy conforme con la manera en que nos lo presentaron como personaje, con solo tres de sus monstruos, en vez de haber hecho un diseño de “monstruo de la semana”, a lo Supernatural.
Ahora, dije “sin dañar el sentido original”. Ahí está mi pero.

Partiré suave.

Nenneke

El Santuario de la diosa Melitele y Nenneke, su Suma Sacerdotisa se cuentan entre las grandes pérdidas. Una mujer en posición de poder, eficiente, deslenguada, capaz de pararle los carros a Geralt, así como a cualquiera que quisiera impedirle a ella darle asilo al brujo.

Ahora, es una pérdida fácil de reparar en una futura temporada.

El vínculo entre Geralt y Ciri: la protegida y su cuidador

Esta es la pérdida mayor. Aquí están todas las estrellitas que puedo restarle a la serie. ¡Cómo lo lamento!

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Sí, valió la pena ver esto. Pero sí, también cuánto gusto a poco. (X)

Este encuentro entre el Lobo Blanco y su Niña de la Sorpresa, si bien es hermoso y está cargado de significado, no es para una lectora de los libros ni por si acaso su primer encuentro. Spoiler alert de los libros, pero Geralt es el que ayuda a Ciri a cruzar el bosque de Brokilon, donde ella se perdió mucho antes de la caída de Cintra, siendo bastante más pequeña. Tomen eso Geralt x Ciri shippers. Él la conoce desde que tiene a lo más 10 años. La producción tuvo que usar una actriz que “ya es legal”, precisamente porque si no habría sido complejo filmar la multiplicidad de escenas nocturnas. No hay nada bello en un hombretón adulto destruyendo a una niña. Háganse ver.

No solo la rescata de un monstruo. También la lleva en su espalda, la enseña ―literalmente― a limpiarse los mocos, le cuenta cuentos. La protege. La deja tomar su mano cada vez que se asusta. Dice “es mía” ante cualquiera que quiera amenazarla. ¿Suena consistente con el Geralt de la serie? Tal vez no tanto, ¿verdad?

En la medida en que iba leyendo definí rasgos que me parecían relativamente innovadores de Geralt como protagonista, que de hecho los considero buenos consejos para crear un héroe de aventuras heterosexual en los tiempos actuales:

• Geralt es antipático, pero en general lo es con las personas correctas. Si alguien se está pasando de la raya, posiblemente le llegue un solo comentario cáustico… antes de que le llegue algo más físico. Antes de la Saga del Brujo, yo había estado leyendo Las Crónicas del Druida de Hierro, lectura que no le recomiendo a nadie. Su protagonista era bien caldito de pernos, capaz de hacerle bromas hasta al paramédico que lo estaba tratando de ayudar. Eso es un no-no. Geralt es un sí-sí, sobre todo además porque el que sea así es presentado más como un defecto que como una virtud del protagonista.

• Geralt es un machote con sentimientos. Perfectamente capaz de destazar monstruos con su espada de plata y monstruos humanos con la espada de acero, lleno de cicatrices e historias sangrientas, diríamos que es el clásico héroe de videojuegos, a lo Kratos. Pero su contraste es que, a pesar de que mucha gente le diga que “los brujos no sienten”, él siente y bastante. Actúa por compasión, por resentimiento, por remordimiento. Reconoce los traumas de su niñez, aunque tiene una actitud ambivalente hacia la institución de la brujería. Y eso lo faculta para reconocer los traumas en otros, y empatizar. Y amar.

• Pudiendo ser el macho tóxico, que trate mal y le falte el respeto a las mujeres, no lo es. De hecho, a través suyo, la narrativa tiene varios momentos especialmente feministas. Hay obviamente otras partes en que está un poco pasada de moda (y espero que la serie corrija esos aspectos, como ya han hecho un gran trabajo con Jaskier), pero Geralt se toma a diario su juguito de respeto por las mujeres.

• Geralt es un gran cuidador. No estoy diciendo protector, porque doy aquello por sentado. Los brujos existen para proteger a quienes no pueden hacerlo por sí mismos, y no es ninguna novedad tener un héroe que interponga su arma, su cuerpo y hasta su vida entre un indefenso y una amenaza. Lo que estoy diciendo es que Geralt es un cuidador, de los que le cuentan cuentos a las niñas, de los que bañan y peinan a una mujer enferma (esto es del libro 3, y lo exijo para futuras temporadas), de los que cargan y sujetan a un amigo herido. Y también de los que sobreviven a una herida mortal por la sola voluntad de volver con su Niña de la Sorpresa.

Tal vez me falte lectura, pero creo que limpiarle los mocos a los niños o llevar a hacer del vientre a una enferma no son las tareas más comunes en las que los autores suelen ocupar a sus héroes de acción. Para eso están las esclavas, las siervas, las mujeres del castillo, ¿no? Y lo mejor es que esas actitudes surgen de manera natural, son coherentes con el mundo interno de Geralt en el cual vivimos como lectores en los dos primeros libros, y surgen sin demasiada reticencia, ni heroicidad. Casi como si la empatía y la decencia básica fueran, no sé, características inseparables del ethos heroico.

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¿No que el macho heroico tenía que ser frío e insensible? ¿Acaso nos mintieron todo este tiempo?

Nos perdimos todo eso en la serie, con referencia a Ciri. Nos perdimos esa relación entrañable y creo que la reemplazarán por una más reticente. Sé por qué lo hizo la autora: el drama de Geralt y Ciri en los libros es la voluntad del héroe de rechazar la llamada a la aventura, versus la consciencia de que el destino es ineluctable, lo cual es un tipo de conflicto adecuado para una fantasía épica. La autora de la serie, en cambio, quiso llamar la atención sobre otros problemas, como el de los padres irresponsables, que se desentienden de sus hijos, escudándose en que serían “malos para ellos”, un problema harto más actual que épico.

Por otra parte, la autora también quiso darle un camino heroico propio a Yennefer (que es, de hecho quien pelea la batalla épica final, junto a otro montón de mujeres y algunos hombres, mientras el héroe alucina), y otro a Ciri, para lo cual tuvo que reordenar acontecimientos y usar tiempo. Siento que el sacrificado ahí fue Geralt.

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También entiendo que es una manera de darle relieve al personaje, de que lo veamos crecer de un ser más hosco a uno más cariñoso y comprometido. Comprendo estas decisiones creativas, pero no puedo evitar lamentar lo que fue sacrificado.

Con todo, disfruté mucho la serie. Fue de menos a más y valió muchísimo la pena. Y como pago por lo que me quitaron, exijo el derecho de la sorpresa: que me den aquello que ya tienen (la posibilidad de mostrarnos a Geralt el cuidador en la segunda temporada), y que aún no saben.

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Bueno, si igual ganamos… Cosas. (X)Pueden encontrar esta entrada en mi blog.
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