Renfield, asistente de vampiro

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Un clásico que nunca muere

Si disfrutan de las historias de vampiros tanto como yo, preparen sus estacas y afilen sus colmillos porque esta propuesta merece ser disfrutada hasta la última gota.

Renfield levanta del ataúd a una historia clásica del terror y la viste de comedia, sacude con acción hilarante y ensucia con grotescas salpicaduras de sangre: esta es una película para reír a carcajadas, arrugar la nariz y cuestionar tus relaciones tóxicas.

Una macabra comedia

La película arranca con la vida del desdichado Renfield (Nicholas Hoult, destaco su papel del war boy Nux en Madmax: Fury Road) convertido en el sirviente del conde Drácula (Nicolas Cage, ¿necesita una reseña?), hundido en una vida de crímenes que debe cometer y abusos que debe soportar por complacer a su amo. En paralelo la historia de Rebecca Quincy (Awkwafina, le vimos en Jumanji: The next level como Ming Fleetfoot) aporta el hilo conductor que esta comedia necesita y trae además todas las escenas de acción: una típica historia de la policía justiciera luchando contra la corrupción y bandas criminales.

La historia se cuenta entre actos bien definidos y predecibles, la acción y comedia se sirven una mordida tras otra. Las escenas de peleas son de una violencia exagerada y divertida, el gore recuerda al del infame “clase B” de los 80’s con efectos hilarantes que juegan con lo absurdo.

El legendario vampiro… y su sirviente

El Drácula de Nicolas Cage no es una figura de terror sino un antagonista macabro en una comedia. Sus apariciones son escenas memorables, con recursos visuales muy bien aprovechados y que logran retratar el encanto oscuro e hipnótico del personaje en un escenario contemporáneo que consigue hacer suyo. ¡Hasta tiene su sórdida guarida del mal!

El personaje de Renfield es uno con el que el espectador puede encariñarse fácilmente y por qué no, identificarse. Tiene aspiraciones y problemas realistas en esta ficción cómica y sus diálogos invitan a cuestionar su lugar de víctima y reflexionar sobre la manipulación, sobre todo hacia el desenlace. Vemos un desarrollo que va desde comer bichos literalmente, hasta alcanzar su máximo potencial en una secuencia creíble y hasta emocionante.

Enfrentando monstruos reales

Algo que hizo saltar mi monóculo fue el retrato de problemas reales entre esta amalgama de vísceras y chistes simplones. Se exploran temáticas de relaciones tóxicas, manipulación emocional y dependencia afectiva con una mirada ligera y cómica, algo satírica pero entendible. Esta vez al vampiro no se le enfrenta con estacas ni textos sagrados sino con grupos de apoyo y libros de auto ayuda, frases de aceptación y amor propio. Simplemente genial.

No es una obra moralista ni pretende dejar una moraleja profunda, pero consigue a su manera que el espectador se identifique con temáticas actuales y problemáticas que a todos pueden atormentar. El desenlace resulta catártico e hilarante y me hizo reír de buena gana.

¿El mismo Drácula?

Como aficionado de los murciélagos y las capas largas debo señalar que esta película está basada en la obra de Tod Browning (estrenada en 1931 con el mítico Bela Lugosi como el vampiro de mirada hipnótica) y no en el libro de Bram Stoker, de allí que el protagonista sea el maniático zoófago Renfield y no el incorruptible Jonathan Harker. En el inicio vemos a Cage interpretando al mismo Dracula de Lugosi en tomas en blanco y negro y transiciones que hacen dudar cuál es cuál Un acierto que aplaudí y me enganchó desde los primeros minutos.

Han sabido incorporar numerosas referencias y guiños a la cultura vampiresca tanto clásica como moderna, así como al imaginario sobrenatural de conocimiento popular. Es una historia del vampiro después de todo.

Le recetaré esta película a quien disfrute de la comedia, el absurdo y el gore: lo van a pasar el descueve. Quien venga por la acción tendrá abundante dosis, pero en una o dos oportunidades habrá momentos lentos, le recomiendo tener a mano una buena reserva de snacks. A quienes visten de negro y evitan el sol les sugiero verla sin expectativas, no es una de terror y el vampiro es para reírse, pero tiene su encanto. Me recordó a What we do in the shadows.

Sugiero quedarse hasta después de los créditos para ver algunas escenas eliminadas, más caras de Nicolas Cage y unos temones bien tenebrosos.